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martes, 9 de abril de 2013

Primeros pasos: buscando un hábitat!

¿Dónde vivimos?

Aunque desde la universidad nos facilitaron varias residencias y casas donde alojarnos, la verdad, ninguna nos convencía. Queríamos buscar casa por el barrio de Collao, que es justo el que está al lado de la universidad. Pero nos sorprendimos muucho al ver qué tipo de casas nos querían alquilar (aquí 'arrendar'). En un principio nos movimos a través de 'papeles' de estos que se cuelgan en los corchos, llamábamos por teléfono y íbamos a ver los pisos. Pero la verdad, fue la gota que colmó el vaso cuando fuimos a ver una casa que tenía un hombre mayor, muy cerca de la universidad. La casa daba pena, literalmente, era una mini casa de madera, con la ducha medio rota, la ¿cocina? por llamarle de alguna manera super sucia, no había colchones, solo dos habitaciones con dos 'maderas' a modo de cama, no había sofás, ni calefacción, ni televisor, ni material, ni nada de lo que puedas encontrar en una casa 'normal'. Nos pedía 70.000$ pesos a cada uno, es decir, unos 110€, nos parecía una locura, viviríamos mejor en la calle y gratis!.
Además, en los primeros días algunos chilenos nos comentaron de la existencia de la 'araña rincón' y aunque al principio fue motivo de risas al final creo que Andrea y a mi se nos empezó a despertar una especie de fobia, así que, mientras mirábamos esa casa nos mirábamos del rollo: "esto esta plagado de arañas del rincón, seguro".
La araña del rincón es una araña que existe en Chile, como dice su nombre suele vivir en los rincones de las casas mal aseadas, o donde hay restos de comida. Eso no es lo que más preocupa, lo que más impone es que su picadura es mortal, sí sí, mortal y la 'maldita' araña alcanza casi los 15km/hora, es decir, que si viene directo a ti, no hay quién la pare. 
Así que decidimos pedir ayuda a mi operadora y por la tarde quedamos con ella para que nos diese una ayudita en la búsqueda de piso.
Después de andar, preguntar, andar, preguntar, la cosa pintaba bastante mal, eramos de los últimos extranjeros en llegar, y o todo estaba carísimo o las condiciones eran muy precarias.
Al final, y cerca de la universidad (Valle Nonguén) entramos en una tienda, llamada Puchacay, y allí había una chica comprando, su nombre era Claudia. Nos dijo que ella arrendaba y que tenía 3 habitaciones individuales en su casa libres. Era lo que buscábamos.
Llegamos al piso de Claudia donde nos esperaban muchos perros, muchos cachorros de perros y un niño de 4 años (su hijo) Agustín, un amor de niño.
Decidimos quedarnos así que nos instalamos:


"Los papás"

"Uno de los cachorros más lindos"







"La casa de Claudia desde fuera"
                     
"Mi habitación"



"Ninguna casa debería estar nunca sobre una colina ni sobre nada. Debería ser de la colina. Perteneciente a ella. Colina y casa deberían vivir juntas, cada una feliz de la otra."


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