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viernes, 15 de marzo de 2013

Conociendo y despidiendo Santiago (III)

'Una despedida de película'

Era el último día en Santiago de Chile y yo ya tenía los pies rotos de los dos días anteriores, ya que Andrea y yo anduvimos todo lo que pudimos y más. Por ese motivo (o quizás porque el destino ya sabía lo que ocurriría) me puse mis bambas de correr.
Yo me desperté muy temprano porque como cuento en otro post, había perdido mi chaqueta y mi jersey en el aeropuerto y esperaba encontrarlo si iba personalmente. Así que eran las 8 de la mañana cuando unos rayos de sol me invitaron a levantarme de la cama, todo así, muy de repente. Dejé Andrea durmiendo en el hostal y me fui dirección Plaza Italia para allí desvirgarme con el metro de Santiago.
La verdad no tuve mayor problema que cuando llegaba a las afueras de Santiago para coger un autobús al aeropuerto me encontré con un grupo de chavales, todos ellos menores de edad corriendo delante de la policía, los chicos venían hacia mi y la policía detrás de ellos. Así que como en una película de estas de acción tuve que apartarme hacia un lado para dejar que pasasen tanto los 'cacos' como los 'polis', fue una escena curiosa.
Dejando de parte las persecuciones extrañas tomé el bus al aeropuerto de Santiago, allí la operación 'recuperar mi chaqueta' no sirvió de nada, ya que las azafatas chilenas sí que son muy majas pero la verdad, la eficiencia a la hora de trabajar de los chilenos pone un poco de los nervios, a veces les chillarías bien cerca: - Arranca, por favor! más madera!.


"Aeropuerto Arturo Merino de Santiago de Chile"

Salí del aeropuerto con la sensación de aquél que sale del casino habiendo perdido todo su salario mensual, estaba realmente jodido. Esa chaqueta la compré en Londres, una de mis ciudades favoritas, y ostia, me encantaba!. Pero bueno, de momento la doy por perdida, aunque ya sabéis que siempre tengo un as en la manga...
Después de salir del aerpuerto y más de dos horas de trayecto entre ir y venir volví a mis orígenes en Chile a Plaza Italia. Al salir del metro me encontré un barullo importante, y observé que a pocos metros míos se encontraba una manifestación con tono festivo-reivindicativo, como las que a mí me gustan. Me acerqué y hablé con unas estudiantes que andaban por ahí, me comentaron que es muy habitual la 'revolución pingüina' (los estudiantes reciben el nombres de pingüinos por el uniforme que llevan en el instituto).
Me sorprendió la gran cantidad de antidisturbios de la policía chilena que había para tan poco estudiantes. Por lo que nos contaron hace un par de años los estudiantes paralizaron la ciudad y las universidades. Realmente, la policía sigue de muy cerca a los estudiantes porque es uno de los sectores más radicales del país, pero que a su vez, está sumando fuerzas para reforzar el tejido social chileno. La mayoría de adultos están a favor de la revuelta estudiantil, aunque no crean mucho en las formas (quema de containers, encapuchados, etcétera) creen que la educación tiene que ser accesible a todo tipo de famílias.


Después de grabar un vídeo de la protesta, me dirigí hacia el hostal porque eran las 12 del mediodía y Andrea y yo debíamos coger un autobús para Concepción, ciudad dónde residiríamos todo este tiempo en Chile. Antes de llegar al hostal me encontré Andrea por la calle, me llamó mucho la atención, encontrarnos en una ciudad tan grande y tan lejana a nuestras respectivas tierras. Después de hacer un café, cogimos un taxi y cargados con todas las maletas nos fuimos como a 15 minutos en taxis hasta la Terminal de Buses hacia el sur. Tuvimos que cruzar toda la arteria central de Santiago, con el inconveniente de las revueltas que había habido momentos antes. Vimos coches policiales con pintura, estudiantes concentrados, muchos antidisturbios, fue algo curioso.

'Momento crítico: me quiero morir!'

Uno de los peores momentos de mi aventura en Chile. Llegamos a la estación de buses sobre las 13:00h, Andrea y yo compramos los tickets para irnos a Concepción. Siete mil pesos por persona era el valor del viaje que iba a ser 'definitivo' y que nos hacía abandonar la gran capital. Pagamos.
Le digo Andrea que como queda 1 hora y media para irnos vayamos a tomar algo. Allí nos paramos y de repente miré mi equipaje (íbamos cargados como burro) y empecé a emitir el grito que se está haciendo ya famoso en el erasmus de: - UALA UALA UALA!.
Andrea me miró como que no entendía nada y de repente lo solté: - Me he dejado escondida mi cámara de fotos en el hostal, debajo del colchón.
Tenia 1 hora y media para cruzar toda Santiago con manifestaciones de estudiantes o perdíamos el bus.
Salí de la terminal y paré a un taxista, el hombre debía tener unos 65 años, pelo blanco, rellenito, con una gorra medio rota, muy muy tranquilo. Le pregunté insistentemente si podía llevarme a calle almirante simpson para volver a dejarme luego en la terminal ya que me había dejado una cámara de fotos muy importante, todo eso en 1 hora y media. Me dijo que sí, que ningún problema. El precio 6 lucas (aquí una luca son 1.000 pesos). Estaríamos ya por la altura de 'La Moneda' (sitio que he fotografiado y he plasmado en otro post) y el taxista me dice: - Oye lo siento chico pero no vamos a llegar, hay manifestaciones, y esto está a reventar. Yo le había dicho antes de subir que había manifestaciones, que fuese por el cinturón exterior, que no se metiera por el centro, y él tozudo me había dicho que no, que iba por el centro que en 1 hora y media estábamos seguro.
En el momento que me dijo eso me sacó de mis casillas, había dejado TODO mi equipaje con Andrea en una estación a las afueras de Santiago, y mi cámara de fotos estaba en un hostal, y en 1 hora y media tenía el billete para irme a 7horas de Santiago. De repente, salíó de mi interior una rabia que no es habitual y abrí la puerta del taxi y salí corriendo, sin pagar. No sé porque lo hice, la verdad, no suelo hacer ese tipo de cosas pero la 'pachorra' del taxista que me comentaba el tema que no iba a llegar un poco al 'cachondeo' y la situación de estrés me hizo reaccionar así. El taxista me chilló, pero tampoco hice mucho caso, mi único objetivo era llegar al hostal corriendo. Los que no conocéis Santiago os puedo asegurar que de 'La Moneda' a Plaza Italia hay muuucho camino, eso sí, estaba lleno de adrenalina, llevaba mis bambas de correr y sabía dónde estaba el hostal. Empecé a correr como un loco, creo que nunca había corrido tanto, notaba que la dentadura me dolía, el pecho se me salía de la caja torácica, y que mis piernas no daban para más. 
Al fin llegué al hostal, hablé en 30 segundos con la recepcionista, subí a la habitación (se llamaba San Pedro y estaba decorada como San Pedro de Atacama, ciudad chilena) y allí había una chica de la limpieza. que aún no se había dado cuenta que debajo del colchón estaba mi cámara.
Cogí la cámara y empecé a correr a la vez que me despedía chillando de la chica de recepción. 
Justo en la salida del hostal había una parada de metro, y arriesgándome entré y pregunté si alguna parada dejaba cerca de la estación de buses del sur. Un chico me dijo que sí, así que entre en el metro sin pensar y esperé al nombre de la parada que me había indicado. Ding Dong Ding, Ding Dong Ding. Sonó en el metro un altavoz que decía que íbamos a estar parados unos minutos por problemas técnicos. No podía ser, quedaban 10 minutos para que mi autobús con destino a Concepción saliera. Esto no me podía estar pasando. Los problemas no acabaron aquí, pero el metro volvió arrancar después de 6 o 7 minutos. Yo salí en la parada que 'unhombredechaleconaranja' me había dicho, pero allí no estaba la estación!. Le pregunté a una señora que paseaba 4 o 5 perros, yo iba sudado, mi aspecto era desaliñado, llevaba una cámara en la mano, supongo que debían pensar que acababa de asaltar a alguien. La señora, en actitud asustadiza me dijo que la estación que buscaba estaba a 3 cuadras más abajo. Ooooooootra vez a correr como un loco, hasta llegar a mi destino. Allí se encontraba Andrea, casi una hora y media después de haberla dejado, sentada en aquella terraza, asustada porque le habían pedido dinero y porque llevaba 5 maletas enormes y no podía ni moverse. Corrimos hasta el andén y el bus nuestro estaba saliendo... lo avisamos, el chico nos dijo que si no habíamos entendido bien la hora de salida (a modo bronca) pero nosotros, felices, subimos al autobús, eso sí, yo creo que mi corazón estuvo latiendo 7 horas rápido, fue un viaje de taquicardia. Nos esperaban más de 600km en los asientos más incómodos que he probado nunca...


"El destino es el que baraja, pero nosotros somos los que jugamos"

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