Dos meses ya hace que llegamos a este lejano país,
aunque lejano según donde uno se sitúe. Podemos decir que nos hemos adaptado
bastante bien a su cultura, o podríamos decir también que nos han aceptado bien
ellos a nosotros dentro de sus costumbres, es más ¿por qué una cultura no
tendría que aceptar otra? Albert y yo viajamos más de 10.000 kilómetros no solo
para conocer nuevos lugares del mundo (que también) sino con la finalidad de
aprender en aquello que estudiamos, Trabajo Social. Por fin pudimos comenzar
las prácticas de la carrera; digo por fin porque una característica básica de
la gente chilena es la lentitud, tanto en lo social como en lo burocrático y
profesional. En realidad sobre la lentitud chilena podría hablarse largo y
tendido, aunque no pretendo atribuir ninguna etiqueta (siento si ya lo he hecho); pero no se trata de una lentitud que uno podría imaginarse en el caminar
de un tortuga sino es una lentitud que a veces produce ineficacia; hasta los autóctonos reconocen este aspecto, "el ritmo chileno" que le llamamos; quedas a las 17h y aparecen una hora después, tienes reunión a las 10h y hasta las 11h no empieza... pero ¿quién soy yo para criticar los ritmos de la vida? aprendes de ello.
Como decía, ya hemos podido tener contacto con aquellos sectores sociales que
más nos interesan; en mi caso me asignaron las prácticas en un programa llamado
PIIS (Programa de Intervención e Inclusión Social) que trabaja con el Tribunal
Familiar de la comuna de Coronel (a 1 hora de Concepción) donde atiendo, junto
con dos alumnas chilenas más, a familias en las que el juez ha dictaminado
medidas de protección hacia los menores de edad, ya sea por maltrato, ordenes
de alejamiento o puro seguimiento familiar entre otros temas un cierto
delicados. No creí que el ámbito de justicia me fuera a llamar tanto la
atención ni creí tener aquí la oportunidad de trabajar con niños/as menores de
edad y para ser sincera no es nada fácil; te das cuenta de las muchas cosas que
cambiarias y las pocas que quedan a tu alcance. Como dijo mi guía del programa
“Vais a conocer el Chile profundo” y así ha sido. Me resulta complicado abordar
ciertos temas por mi falta de experiencia en el ámbito pero tengo absoluta
voluntad de ayudar en todo lo que pueda; sé que me ayuda a crecer como persona
y como trabajadora social. Además debo adaptarme a las diferencias culturales y
legislativas que en pequeña o gran medida dificultan mi actuación; tengo fe en creer que el
conocimiento se consigue con la voluntad de aprender y en eso estoy. Así que
dos o tres veces por semana voy a Coronel y Lota en autobús para realizar
visitas a domicilios y centros necesarios en las intervenciones.
Disfrutando de la compañía internacional |
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