Antes de hacer un viaje tan largo, una
siente muchas cosas a la vez; alegría por poder descubrir algo nuevo y aprender
de ello, tristeza por dejar de ver a personas que son importantes para una,
preocupación porque salga todo bien, inquietud por lo desconocido... La última
semana antes de partir no pude quitarme el nudo del estomago. Una vez crucé el
control del aeropuerto de Barcelona, y con alguna lágrima en los ojos, pensé:
“ya está, no hay marcha atrás, aquí empieza mi aventura”.
Contando ya 10 días desde que llegué, he
podido observar que Chile, país desconocido por muchos, se envuelve de gente
hospitalaria, amable, curiosa y sincera a la hora de querer que el extranjero
se sienta como en casa; es un país de jóvenes con voluntad de cambio. Me da la
sensación de que es uno de los países que más desapercibidos pasa cuando uno
habla de Suramérica ¿no es así? El otro día me preguntaron qué piensan los
españoles respecto a los chilenos y la verdad es que no supe responder… Nunca,
en España, me había preguntado cómo eran en realidad; por ejemplo, intenta tú
mismo imitar la jerga de un chileno y seguro que acabarás diciendo frases o
palabras mexicanas, argentinas, etc. No tienen mucho que ver la verdad. La
gente de aquí te sorprende y a la vez te gusta porque son cercanos; han
adquirido estilos de vida estadounidenses y europeos pero los han adaptado a
las costumbres chilenas. La capital, Santiago de Chile, vista desde el Cerro de
San Cristóbal, podría confundirse con cualquier ciudad europea.
"A lo lejos
se intuye la cordillera que la contaminación no deja ver"
A nivel socioeconómico existe aquí una gran brecha
entre los pocos adinerados y la mayoría de gente que se encuentra en un nivel
de economía bajo. Las clases sociales en Chile se clasifican en A, B, C, D y E,
siendo A y B la minoría y adinerada, pocos se encuentran en la clase C y
gran parte de la sociedad se agrupa en las clases D y E. Un alumno de trabajo
social nos informó que el salario mínimo está por debajo del umbral de la
pobreza y que lo que ocurre es que de alguna manera se intenta “tapar” dicha
exclusión a través de infraestructuras y demás. El ejemplo que nos dijo fue que
un niño pasa desde las 8 a.m. hasta las 5 p.m. en la escuela, le dan de comer
allí todo lo que no puede ofrecerle su familia; de esta manera se va formando
una rueda en la que la exclusión y la carencia alimenticia del niño pasa
desapercibida día tras día. Podríamos decir que esto le ocurre a mucha
población chilena que supongo ya iré observando a lo largo de mis prácticas en
Concepción.
A nivel religioso pueden verse en muchos
negocios inscripciones que muestran fidelidad y creencia, aunque no conozco aun
que sean muchos los que lo practican estrictamente.
"Inscripciones situadas a lo alto del Cerro de San Cristóbal"
"Virgen situada en el Cerro de San Cristóbal"
Tuvimos la suerte,y como comenta Albert en su apartado de este blog, de ver una manifestación en la que desfilaban, norteños del país, sus bailes más típicos. La vestimenta es increíble.
"Indígenas Mapuches bailando al son de la música"
Sin dejar de caminar durante toda la mañana llegamos hasta el Mercado Central, una infraestructura espectacular donde podías comprar pescado de todo tipo y a buen precio. También había una zona en el mismo lugar donde se encontraban múltiples restaurantes en los que podías probar el pescado, el ceviche y muchos más platos típicos del país. Pudimos probar un lenguado exquisito.
"Mercado Central de Santiago de Chile, zona de restaurantes"
Por lo general, Santiago de Chile es la ciudad más industrializada de todo el país chileno, la llaman la selva de cemento, y se nota. No pudimos visitar mucho porque solo estuvimos dos días pero ya podía intuirse que la economía va creciendo y el trabajo abunda; podríamos decir que está como España hace 15 años, en pleno boom.
Algún dato histórico…
La primera entrada de los españoles al
país sucedió aproximadamente en el año 1530 a cargo de Diego de Almagro junto
con 500 hombres, 100 esclavos africanos y 10.000 indios. Muchos murieron en el
camino por congelación. Una vez allanado el terreno y tras atravesar el
desierto de Atacama, al norte de Chile, Pedro de Valdivia y un grupo de 150
españoles se asentaron a la orilla del río Mapocho. Tras intensas luchas entre
conquistadores y el pueblo indígena mapuche (también llamados araucanos), los
españoles consiguen hacerse con el territorio. El 12 de febrero de 1541 se fundó,
bajo el prestigio de Pedro de Valdivia, la ciudad de Santiago de Chile; se
proclamó gobernante hasta 1553 cuando 6000 guerreros mapuches asaltaron el
territorio español y decapitaron al conquistador en la batalla de Tucapel. En
la historia quedó Pedro de Valdivia como fundador de la ciudad.
Los orígenes de este hermoso país cuentan que en 1980 fue encontrada una huella dejada por un niño en un lugar pantanoso; esa pequeña pisada encontrada en Monte Verde, cerca de la ciudad chilena de Puerto Montt (al sur) y reconocido como primer asentamiento humano en la historia de América, bastó para calcular que hubo vida humana 12.500 años atrás. Dicha huella desencadenó una oleada de teorías que anunciaban la existencia de múltiples entradas y rutas realizadas por los primeros pobladores.