Como aun nos quedaban dos días después de la increíble excursión al Parque Nacional Conguillío, decidimos ir a la Reserva Nacional Malalcahuello. Ya esa noche nos quedamos a dormir en el hostal donde conocimos a Antonio el primer día de llegar a Curacautín, se llama Epu Pewen, Turismo Sostenible. Desde allí hacen muchas excursiones hacia los volcanes y te ofrecen multitud de actividades deportivas que hacer (para quien el interese la web es www.epupewen.cl); los dueños son generosos, es acogedor y muy recomendable ir. Tomamos un autobús a las 10:00h que nos dejaba justo delante de la entrada a la Reserva Nacional; hacía mucho frío y todo estaba congelado, incluso hablamos con la gente de CONAF (que es la responsable de la zona) para registrarnos y comunicarles el sendero que queríamos hacer, el de Piedra Santa de dificultad media y que tiene una distancia de 7,5km (5 horas ida y vuelta), pero nos dijeron que estaba habilitado solo un tramo del mismo por las nevadas y por la peligrosidad de ascender demasiado sin el equipo necesario. Las condiciones ambientales no dejan que en la temporada de otoño e invierno se puedan hacer largos recorridos.
Centro de información de CONAF |
Todo yacía helado a primera hora |
Por el camino nos encontramos a tres perros que nos acompañaron durante todo el sendero, de subida y bajada, parecía que vivieran en el bosque porque se conocían todos los rincones.
Lleno de Araucarias milenarias |
Lena y yo contentas por nuestro paseo |
Extremo de la Araucaria |
Cuando descendías la niebla se disipaba y con ello el frío...
Acabamos con éxito el sendero, y con nuestro amigo canino (llamado amistosamente Matías)...
¿Sabes qué meditaciones rumia la tierra en otoño?
Pablo Neruda